La primera actuación ante la sospecha de un caso de hepatitis C es hacer una prueba serológica, es decir, un análisis de sangre. Esto nos dará información acerca de:

- La función hepática
- Existencia de inflamación y/o destrucción de tejidos
- Presencia de anticuerpos contra el virus de la hepatitis C
La presencia de anticuerpos en sangre contra el VHC solo indica que la persona ha estado en contacto con dicho virus, pero no precisamente ha tenido que desarrollar la enfermedad. Esto es así porque aproximadamente el 15% de las personas que entran en contacto con el VHC lo eliminan de forma natural.
Además, también existen casos en los que una persona se haya infectado recientemente y aún no haya desarrollado anticuerpos.
Para aquellas personas en las que haya aparecido el virus, el diagnóstico positivo se hará mediante un análisis de sangre específico, denominado PCR. En esta prueba se determinará por lo tanto la presencia del virus y además la carga genética.
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