lunes, 28 de octubre de 2013

La presión arterial como enfermedad crónica

La hipertensión arterial es la elevación persistente de la presión arterial por encima de los valores establecidos como normales. Se ha fijado en 140 mmHg para la sistólica o máxima y 90 mmHg para la diastólica o mínima.
Uno de los mayores peligros de la hipertensión es que se trata de un mal silencioso, ya que el paciente no muestra síntomas de la enfermedad. Por tanto, esta enfermedad es la señal de alerta de un mayor riesgo cardiovascular como pueden ser problemas cardíacos (infarto, angina o insuficiencia cardíaca), renales (insuficiencia renal) y cerebrales (hemorragia o infarto cerebral y a la larga demencia). Por este motivo, aunque la persona se encuentre perfectamente, debe tomar medidas para su control, un tratamiento correcto y mantenido.

Causas y consecuencias de la HTA

La hipertensión arterial (HTA) es uno de los problemas de salud más comunes de los últimos tiempos, y uno de los agentes que más problemas asociados causa, siendo el principal factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Además, resulta complicado controlarla si no se trata farmacológicamente, pero sí que existen ciertos factores de riesgo que podemos modificar para ayudar a mantener los valores en los límites adecuados. Estos son:

  • Obesidad. Se produce porque cuando existe sobrepeso u obesidad el corazón tiene que hacer un mayor esfuerzo para impulsar la sangre hacia la periferia. 
  • Colesterol elevado. El exceso de colesterol se acumula en la pared de las arterias, estrechándolas, y por lo tanto haciendo que se incremente la tensión de estas.
  • Estrés. Durante las situaciones de estrés nuestro organismo libera hormonas, algunas de las cuales aumentan la presión sanguínea.
  • Tabaco y alcohol. El tabaco ejerce una acción vasoconstrictora, haciendo que el corazón tenga que hacer mayor esfuerzo para bombear la sangre. 
  • Sedentarismo. El ejercicio mejora la función cardiaca y la salud de las arterias, previniendo el aumento de la presión de estas. 
  • Exceso de sal. El exceso de sal retiene líquidos, haciendo que se incremente el esfuerzo del corazón para bombear la sangre a todo el cuerpo. 
Además, existen factores de riesgo no modificables que también contribuyen a incrementar la presión sanguínea, y son los siguientes:
  • Edad. A mayor edad, mayor presión.
  • Herencia. Si existen antecedentes familiares de HTA. 
  • Raza. Los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar HTA, y que además tiene peor pronóstico. 
  • Otras enfermedades, que causan la llamada HTA secundaria.
Todas estas causas contribuyen al incremento de la tensión arterial, produciendo la hipertensión. A su vez, esta hipertensión arterial es causa de muchas enfermedades y complicaciones graves que pueden incluso llevar hacia la muerte. 

Las consecuencias de la HTA son las siguientes:
  • Aneurisma aórtico
  • Enfermedad renal crónica
  • Infarto de miocardio o insuficiencia cardíaca
  • Problemas de circulación en las extremidades inferiores
  • Accidente cerebrovascular (ACV)
  • Problemas en la visión (retinopatía hipertensiva)

Evaluación clínica de la hipertensión


La hipertensión es una afección particular puesto que apenas se pueden definir las causas exactas de su desarrollo y, además, aquellos que la padecen no presentan síntomas claros e inequívocos. No obstante se han descrito algunos síntomas que en ocasiones se presentan asociados a estados de elevada tensión arterial como cefalea, disnea (problemas respiratorios), mareo y trastornos de la visión.


Es habitual que la cefalea, el dolor de cabeza, que presentan algunos pacientes hipertensos no tenga que ver con la tensión arterial de hecho en ocasiones, el paciente refiere cefalea una vez que sabe que es hipertenso. La cefalea es propia de presiones arteriales diastólicas superiores a 110mmHg; Se localiza comúnmente en la región occipital, sobre todo en individuos jóvenes, y con frecuencia aparece al despertar por la mañana y desaparece,a menudo espontáneamente, al cabo de unas horas.


En cuanto a la respiración, en ocasiones, los pacientes refieren dificultad  al respirar que puede ser secundaria a una coronariopatía isquémica o a insuficiencia cardíaca incipiente.




La sensación de mareo es frecuente en hipertensos no tratados, aunque también puede aparecer como resultado de un descenso brusco de la presión arterial, con compromiso de la circulación cerebral.

La visión borrosa, por su parte, puede estar causada por una retinopatía hipertensiva grave.

Otros síntomas frecuentes entre las personas afectadas de hipertensión son el sangrado de la nariz (epistaxis), pitidos en el oído (acúfenos), palpitaciones, fatiga muscular e impotencia, aunque no se ha podido demostrar su relación directa con a presión arterial. Muy a menudo el paciente se levanta a lo largo de la noche para ir a orinar, incluso con poca o nula afección de funcionalismo renal.



Tratamiento de la hipertensión arterial

El tratamiento de la HTA puede hacerse por dos vías:


Tratamiento no farmacológico
Consiste en estilos de vida saludables. En personas hipertensas se recomienda la restricción de sal y el ejercicio físico, dado que la sal excesiva aumenta la retención de líquidos. También puede mejorar la presión arterial el tomar frutas y verduras que contienen potasio que ayuda a la reabsorción.

Tratamiento farmacológico
Tiene un beneficio máximo en pacientes de alto riesgo, con presiones altas. Es imprescindible que se tome bien el medicamento prescrito.

Existen muchos fármacos, pero deben tener unas características diferentes para cada paciente, de manera que este actúe mejor que otro y sus efectos secundarios deben ser leves.
Aquí os dejo un esquema de los pasos que se deben seguir en el tratamiento.