viernes, 15 de noviembre de 2013

Sintomatología de la EPOC



La historia natural de la EPOC es bien conocida.
Los enfermos, iniciados en el hábito de fumar en edades tempranas de la vida, desarrollan con facilidad tos y expectoración de forma habitual. Una parte de ellos, los considerados como susceptibles a la acción del tabaco, comienzan a presentar de forma progresiva dificultad respiratoria. Esta disnea va pasando por diversos grados de intensidad y llega a ser, sin lugar a dudas, el síntoma principal, tanto en gravedad como en frecuencia, que presentan los pacientes con EPOC, y es el que va a afectar de forma determinante a la calidad de vida relacionada con la salud de estos enfermos.





Signos y síntomas de la EPOC

La tríada clásica de síntomas de la EPOC está constituída por la tos, la expectoración y la disnea, que presentan la característica común de ser crónicas. Otros hallazgos clínicos que pueden aparecer en el curso evolutivo de la enfermedad son las alteraciones cardíacas y los problemas nutricionales. La EPOC es una enfermeddad crónica y progresiva, pero su evolución natural se ve muy influenciada por múltiples episodios de agudizaciones respiratorias, responsables en gran medida de la morbimortalidad de la enfermedad.


  • Tos

Suele preceder en años a la aparición de la disnea. Se caracteriza por ser la típica tos del fumador, más frecuente por las mañanas y acompañada de esputo mucoso.


  • Expectoración
Como consecuencia de la hipersecreción de moco por las glándulas bronquiales se produce un aumento de la expectoración. Además, las características del moco son diferentes, ya que cambia la naturaleza de los lípidos y del glucoconjugado que lo forman, apareciendo una glucoproteína epitelial típica. En presencia de una broncorrea (excesiva secreción de moco por los bronquios) habría que valorar la posibilidad de que estemos en presencia de unas bronquiectasias bien como única enfermedad responsable de los síntomas o como coexistencia de bronquiectasias y EPOC.

  • Disnea
La disnea es un síntoma y no un signo, por lo que es difícil tanto de definir como de cuantificar. Podríamos definirla como una percepción incómoda y desagradable de la respiración. Para evaluar su gravedad se han introducido diversas escalas en la práctica clínica, pero al tratarse de una sensación subjetiva puede correlacionarse o no con las mediciones fisiológicas habituales.

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