La buena nutrición es fundamental en las enfermedades crónicas, y en especial en aquellas que cursan con diarreas, pérdida de apetito o mala absorción de nutrientes, porque estas situaciones pueden agravar el estado de los pacientes y la correcta evolución de la enfermedad.
La dieta en la enfermedad de Crohn no cura esta patología, pero ayuda a paliar los síntomas. Una dieta inadecuada puede desencadenar un brote de la enfermedad.
Los pacientes con enfermedad de Crohn tienen mala absorción de los nutrientes, porque en el intestino delgado, que es donde se produce su absorción, hay lesiones.
Dependiendo de en que porción del intestino delgado se produzca la lesión, habrá déficit de unos nutrientes o de otros.
- En la primera parte (duodeno y yeyuno proximal) existe riesgo de déficit de hierro, y el calcio es mayor.
- Yeyuno, existe riesgo de déficit de ácido fólico y otras vitaminas hidrosolubles
- Íleon, riesgo de déficit de vitamina B12, grasas o vitaminas liposolubles (A, D, E y K).
Las recomendaciones generales a seguir por estos pacientes se resume en las siguientes premisas:
- Debido a que el gasto energético del enfermo estará aumentado debido a la sintomatología propia de la enfermedad, las calorías de la dieta también estarán un poco aumentadas.
- Evitar preparaciones muy grasas, como los fritos, los rebozados, los guisos o estofados y la bollería industrial.
- Los alimentos muy fríos o muy calientes suelen provocar una disminución de la consistencia de las heces, por lo que se recomienda tomar los alimentos a una temperatura templada.
- Evitar los alimentos irritantes, como los que contienen cafeína (café y té), especias picantes, chocolate, alcohol y bebidas gaseosas.
- Ciertas verduras tales como la cebolla, las coles o el puerro son flatulentas, y deben evitarse para evitar el empeoramiento de los síntomas.
Y, para más ayuda, aquí puedes encontrar menús orientativos que te ayudarán a llevar a cabo más fácilmente el control alimentario.
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