La espondilitis anquilosante comienza de forma nocturna, con síntomas leves, pero que se prolongan durante varios años y se manifiestan en forma de brotes, es decir, con apariciones y remisiones.
La sintomatología es muy variada dependiendo de unas personas u otras, aunque podemos destacar ciertos rasgos que son más comunes, como por ejemplo:
- Dolor nocturno y pérdida de sensibilidad y movilidad en la zona lumbar. Este dolor puede irradiarse a las nalgas o zona posterior de los muslos, confundiendose en ocasiones con los síntomas de la ciática. Además, este tipo de dolor tiene una característica importante: empeora con el reposo y mejora con la actividad física. Cuando la enfermedad está avanzada, se ve afectada tambien la zona dorsal y cervical de la columna.
- Fatiga
- Otros síntomas comunes pueden ser:
- Dolor de talones
- Inflamación ocular o uveitis.
- Daño de las válvulas cardiacas
- Afectación de articulaciones: hombros, rodillas y tobillos.
Para conocer más de cerca esta enfermedad, te recomendamos que veas el siguiente vídeo
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