Los síntomas más frecuentes son:
- Tos: es generalmente irritativa, con pocas flemas, y en ocasiones seca. Suele cursar por la noche y con el esfuerzo físico.
- Sibilancias: son silbidos o ruídos que se producen al respirar producidos por el paso del aire a través de las vías aéreas más estrechas.
- Presión en el pecho.
- Dificultad para respirar o disnea: normalmente al hacer ejercicio.
El asma es una enfermedad con una evolución variable, que intercala períodos asintomáticos con otros en los que los síntomas se agudizan. Por eso para diagnosticar esta enfermedad crónica es necesario un diagnóstico clínico, funcional, diferencial y alergológico.
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Espirometría |
El diagnóstico clínico se basa en la recogida de información para la historia clínica ( si existen antecedentes familiares, alergias...) y la exploración física.
El diagnóstico funcional se obtiene mediante la prueba de función pulmonar o espirometría. Esta técnica es el más importante, ya que es la prueba fundamental para el diagnóstico y seguimiento del asma porque mide la cantidad y velocidad de salida del aire durante la espiración.
El diagnóstico diferencial para descartar otras enfermedades que no sean asma y que puedan tener síntomas comunes con esta enfermedad. Para este diagnóstico se realizan radiografías de tórax.
Por último el diagnóstico alergológico que son pruebas de alergia para descartar cualquier tipo de neumoalergénicos.
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