En el deporte, el asma se muestra como un elemento que provoca dificultad y sufrimiento en su práctica, genera rechazo tanto por niños como por adultos y reduce el rendimiento deportivo.
Cuando el asma es inducido por el ejercicio, la persona que lo sufre rehuye de su práctica, aumentando el nivel de sedentarismo y reduciendo los beneficios que se obtendrían con una vida activa.
El 80% de los enfermos de asma sufren un empeoramiento de los síntomas a causa del ejercicio. El AIE se manifiesta cuando se produce una vasoconstricción de la vía aérea durante o después del ejercicio.
Los síntomas del asma inducido por el ejercicio incluyen sibilancias durante o después del ejercicio, opresión en el pecho, tos, o falta de aliento prolongado, y suelen aparecer al cabo de 5 o 10 minutos de haber estado haciendo ejercicio. Alcanzan su máxima intensidad a los 5 o 10 minutos de haber cesado la práctica deportiva.
Si padeces asma inducida por el ejercicio, aquí tienes algunas recomendaciones que podrían servirte de ayuda:
- Hacer un buen precalentamiento antes de iniciar la sesión deportiva, para evitar la opresión en el pecho.
- Tomar la medicación recetada por el médico a una hora próxima a la hora de inicio del ejercicio.
- Hacer varios descansos durante la práctica, y utilizar la medicación "rescate" pautada por el médico si comienzan los síntomas.
- Dedicar unos minutos al enfriamiento, al finalizar el ejercicio.
- Evitar hacer ejercicio al aire libre cuando haga mucho frío.
- No hacer ejercicio cuando se tenga resfriado o gripe.
- No empezar la práctica deportiva si tiene síntomas.
- Sobre todo, asegurarse de llevar consigo un inhalador cuando haga ejercicio.
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